Entre las estadísticas, que afirman que la población hace el amor una media de 8,9 veces al mes*, y tu amiga Jessica, que te cuenta la tercera parte de su affairamoroso de este fin de semana, empiezas a sentirte un poco sola. Casi ni recuerdas la última vez que estuviste entre los brazos de alguien. ¿Crees que no hacer el amor durante mucho tiempo es un problema? Pues, depende.
¿Existe realmente una zona muy sensible en la mujer además del clítoris, el denominado punto G? Y si existe ¿todas las mujeres lo tienen y cómo se estimula?
Se ha hablado mucho y se sigue hablando del famoso punto G. Punto que recibe su nombre de su descubridor, el ginecólogo alemánGrafenberg. Se trata de una zona situada en la pared anterior de la vagina (la pared de la vagina que está más cerca del pubis, en la zona frontal del cuerpo), a unos pocos milímetros (cuatro o cinco) de la entrada vaginal.
Para que nos hagamos una idea de dónde se localiza, imaginemos que la mujer se sitúa de pie y con las piernas ligeramente separadas. En esta posición, la mujer introduce en su vagina un dedo, a muy poca profundidad. La primera falange del dedo anular o índice, por ejemplo. La yema del dedo en esta posición se situará aproximadamente sobre la zona que ocupa el punto G.
Si la mujer, con el dedo situado en esta posición, realiza un movimiento circular sobre la zona, o un movimiento similar al que hacemos para indicar a alguien que se acerque (cuando le decimos a alguien “ven” con el dedo índice), es posible que note cierta sensibilidad. Algunas mujeres afirman que al presionar esta zona, sienten algo similar a ganas de orinar. Es importante tener en cuenta que el punto G es principalmente sensible cuando la mujer se encuentra excitada y se hace difícil su percepción cuando no lo está.
En algunas pocas mujeres, la estimulación adecuada de esta zona puede desencadenar el orgasmo (obviamente, si la estimulación va unida a otro tipo de caricias y una situación que la mujer encuentre erótica). Según refieren algunas mujeres, la estimulación más propicia es similar a una presión rítmica.
En las mujeres que afirman tener esta zona sensible (que por cierto, son minoría), el orgasmo a veces se acompaña de la emisión de un líquido (eyaculación femenina) que puede confundirse con la orina, ya que la excitación que provoca la estimulación de esa zona viene acompañada a veces de una sensación de incontinencia urinaria y, además, ese líquido se expulsa por la uretra.
En algunos casos, no muy frecuentes, la mujer tiene miedo a relajarse en el encuentro erótico, dejarse llevar y excitarse porque teme ‘orinarse’ y, de hecho, algunas mujeres refieren ocasiones en las que estando muy excitadas, en el momento del orgasmo, sienten que emiten bastante líquido que confunden con orina. Sin embargo, es más que posible que no se trate de orina sino de la denominada eyaculación femenina.
Este líquido que se expulsa como consecuencia de la estimulación del punto G no es orina, según han mostrado diversos estudios, sino que tiene una composición similar al semen masculino (aunque obviamente, no contiene espermatozoides).
En los escasos casos en los que la mujer manifiesta emitir un líquido muy abundante durante la estimulación de esta zona (ya sea por la mano o por el pene), es posible que se encuentre cohibida por ello durante el encuentro erótico. Lo más aconsejable en estos casos es que se cubra la cama con una toalla o dos, y así se evitan preocupaciones relativas a mojar la cama.
Investigadores como Whipple, Perry y Ladas han estudiado esta zona y las reacciones de diversas mujeres ante su estimulación. Pero cabe señalar que es un tema controvertido porque aún hay muchos sexólogos que dudan de la existencia del denominado punto G. Hay estudiosos que afirman que lo que en realidad se están estimulando son las raíces del clítoris, que se encuentran cercanas a esta zona.
Otro tema fundamental que no hay que olvidar es que ninguna zona del cuerpo, por muy sensible que sea (un pene, un clítoris, unos labios, una espalda, un cuello…), va a producir sensaciones agradables si la caricia en esta zona no va acompañada de una situación que la persona encuentre agradable y sensual y de un estado psicológico adecuado de relajación, de abandono...
Por otro lado, es muy importante señalar que, aún estando excitadas, la mayoría de las mujeres no sienten nada cuando se estimulan esta zona. Parece ser que la sensibilidad en esta región es variable de una mujer a otra y que el número de mujeres que, estando excitadas, tienen sensibilidad en la zona, no es muy elevado. La mayoría de las mujeres, de hecho, afirman no tener prácticamente sensibilidad en este punto.
Tener sensibilidad en esta zona o no tenerla no hace menos mujer a una mujer, ni tampoco implica que su sexualidad sea menos placentera. Esta zona es pequeña y muy localizada, pero todas las mujeres tienen una exquisita sensibilidad en el clítoris y todo un cuerpo sensible a las caricias. También todas tienen capacidad para disfrutar de atenciones, palabras amables o dulces y, por supuesto, de los momentos de intimidad y ternura.
Si se desea, puede ser divertido explorar y buscar el punto G, pero no es conveniente que nadie se obsesione con ello. Para la inmensa mayoría de las mujeres, la estimulación del clítoris es mucho más placentera y, por descontado, las caricias por todo el cuerpo.
*María Victoria Ramírez es psicóloga y sexóloga.
Via El confidencial
Cuentas con tus sentidos para saborear una comida deliciosa, oler una nueva fragancia y sentir la suavidad de un jersey de cachemir. Pero tal vez no sepas que también puedes usar estas percepciones para aumentar tu placer sexual. Y lo cierto es que cuantos más sentidos actives, más increíble será el resultado.
Según indica la psicóloga Laura Berman, autora del libro Sólo para mujeres (Planeta), la mayoría no valoramos nuestros sentidos todo lo que se merecen, porque los usamos constantemente en situaciones no sexuales. Pero eso se acabó.
Para ello, hemos investigado cómo disfrutar de las recompensas carnales que nos ofrecen la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído. Explótalas durante los juegos previos, en el plato principal y también después, y descubrirás nuevas y excitantes sensaciones.
Via Cosmopolitan
El mundo evoluciona a pasos agigantados y con él, nosotras y nuestras formas de entender y buscar el amor.
Muchos aun creen que para llegar a enamorarse es necesario que el primer contacto sea en persona. Sin embargo, en la era de la tecnología, del mundo virtual y de las redes sociales, las discotecas, los cines, el tradicional café o los paseos por el parque no son tan habituales. Hoy encontrar pareja no es tan fácil y cada vez más son las relaciones 'on line' las que dan fruto. Las largas horas de conversación a golpe de teclado, juegos en red, alguna que otra fotografía vía e-mail y unas cuantas charlas a través de la WebCam, se hacen tan amenas como lo típico. Con todo esto ¿no se conoce también a otra persona?
¿Si antes las relaciones de pareja se daba por carta, por qué no pueden darse hoy on line? Lo cierto es que, la cosa no tiene por qué quedarse ahí, tras esa primera fase de toma de contacto. Aunque la relación empiece de forma virtual, después también hay que quedar, conocerse en persona y constatar si la amistad on-line tiene fuerza suficiente para andar sola sin depender de la conexión a Internet y desarrollarse en una bonita historia de amor, ¡como cualquier otra! Pero intentarlo es la manera de saberlo.
Al igual que en las relaciones "tradicionales", las que surgen en la red también tienen que ir superandodiferentes fases hasta que se consolida: conocerse, ser amigos, gustarse, seguir conociéndose, enamorarse... En primer lugar surge la curiosidad, tras ella la atracción, la intriga. Si después dos personas pasan cada vez más tiempo juntas en el ciber-espacio, es buena señal; la fase de intimidad es en la que aparece la aceptación incondicional, previa al compromiso final.
Buscar pareja por Internet te permite ser en mayor medida tú misma, y de la misma forma camuflar un mal día. Un buen lenguaje y paciencia para que todo fluya son dos buenas herramientas para que tu relación on line tenga éxito. ¿Aún no lo has probado? Entra en nuestra nueva sección "Mi Pareja" y descubre la cantidad de posibilidades que el mundo de Interent te ofrece.
Via Cosmopolitan
¿Sabes reconocer el miedo al sexo?
Puede que el sexo sea lo más divertido, pero no para todas es una fiesta, hay veces que tenemos miedo al sexo. Muchas chicas lo entienden como “la gran prueba”, como si se tratase de un examen en el que tienen que obtener nota. ¿La razón? Que creen que serán juzgadas por cómo se han comportado en la cama. Es el caso de Esther, una estudiante de 18 años. “Salgo con mi novio desde hace dos meses y me apetece hacerlo con él, pero siento auténtico pavor a que llegue el momento. Creo que se dará cuenta de que no tengo experiencia y no sabré estar a la altura”, cuenta.
No hay listones en esto del sexo. Sobre todo se trata de disfrutar, cada uno de la forma que más le guste. Sin embargo, según los especialistas, es frecuente encontrarse con este tipo de planteamientos cuando existe una especie de miedo al sexo. “Muchas personas contemplan la relación sexual como una prueba”, explica Francisco Ferré, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón. “Y el juez más severo es uno mismo. Eso genera una inseguridad que te retrae de la relación. Alguien que está más pendiente de ese “mitificado” rendimiento sexual que de la persona a la que ama probablemente tendrá problemas que se traducirán en disfunciones sexuales como la impotencia en el hombre o la frigidez en la mujer”, asegura.
No son las únicas causas de la represión sexual: tener miedo de mostrar tu cuerpo, tal y como es, también puede acabar por estropear una relación sexual de la que, en teoría, deberías disfrutar. Y eso te lo decimos avaladas por la tesis más confirmada del mundo: ningún chico estará pendiente de los rebeldes michelines propios o ajenos, y mucho menos de la celulitis de su pareja, cuando está en pleno éxtasis sexual.
Cómo enfrentarse a ello
En cambio, si tu miedo proviene de ciertos complejos físicos, la solución está, ni más ni menos, que en aceptarte tal y como eres. Por suerte, en esto tienes una ventaja: si alguien está teniendo relaciones contigo es porque le gustas, con o sin ropa, (seguramente más de la segunda forma).
Sin embargo, según una encuesta Cosmo, a casi al 55% de las chicas les da un poco de corte su cuerpo. Si te sirve de consuelo, que sepas que nadie es perfecta, ni siquiera las chicas de las portadas de las revistas porque el retoque Photoshop hace milagros. Así que libérate de complejos y autoexigencias y pasarás a equiparar sexo a placer (¡y del bueno!).
Via Cosmopolitan